Llega a Hellín la increíble historia de un niño que vivió trece años rodeado de lobos
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- Publicado: Sábado, 07 Abril 2018 11:16
Disco Pub Garage va a acoger este sábado, minutos antes del concierto solidario a favor de la Asociación Protectora de Animales de Hellín, la charla y proyección de un documental en el que se narra la increíble historia de Marcos Rodríguez: un gallego de nacimiento que, con tan sólo seis años, se quedó solo en el campo y, durante trece años tuvo que sobrevivir, sin ningún tipo de ayuda o compañía humana, salvo la de algunos animales y, sorbe todo los lobos.
Gracias a la amistad que entabló con la cantante hellinera, Rosalez, otra gran amante de los lobos, se halla estos días en Hellín, con el fin de asistir a este acto, ya que el domingo por la noche acudirá, en Toledo, al programa de Castilla-La Mancha Televisión que dirige Teresa Viejo.
Estos días previos el propio Rodríguez recordaba que tenía tres vidas: la primera, cuando, con cinco años, sufrió las palizas de su madrastra, por lo que con seis fue vendido, por su padre, a un señorito que, a su vez, lo entregó a un cabrero, con el que se marchó hasta Sierra Morena para cuidar del ganado.
Pero el pastor falleció y, con apenas siete años, se quedó solo en el monte y tuvo que empezar a cazar o pecar-sin apenas experiencia ni fuerzas-para sobrevivir, hasta que entabló sus primeros contactos con los lobos, expectantes y vigilantes, sobre todo un par de cachorros, de sus movimientos.
Marcos comenzó a juguetear con los pequeños lobos, hasta que un día se quedó dormido, junto a ellos, en una escena que contemplaron, de regreso a la cueva, los padres de aquellos. Fue cuando, tras unos minutos de cierta confusión y tensión, el entonces niño recibió parte de la comida que se estaba repartiendo en esos momentos entre la manada.
A partir de entonces comenzó una aventura realmente apasionante, que ha llegado hasta el cine y en forma de charlas que imparte por colegios de toda España, y que siguió cuando, con 19 años, a Marcos lo localizó la Guardia Civil-fue el comienzo de su tercera vida-y empezó a conocer el funcionamiento del verdadero mundo cuando se trasladó a vivir a una residencia de enfermos custodiada por religiosas, en Madrid.
Aprendió a vivir, en todos los sentidos, ya que incluso caminaba de “medio lado”, hasta que recuperó la verticalidad. Experimentó lo que fue dormir en una cama y resalió la Primera Comunión, ya con 21 años, en paralelo inició el Servicio Militar, que fue muy efímero al ser expulsado.