Un 73 por ciento de los hellineros escoge cenar entre las 21.00 y las 22.00 horas, sólo un 15 por ciento de los menores de 18 años lee de noche (antes de ir a la cama o ya en ella), y sólo un 23 por ciento de los adultos, hasta 60 años, y cerca del 50 por ciento de menos de 60 años usan dispositivos electrónicos (móviles o tablets). Un amplio número de personas tampoco duerme las horas recomendables.

Son algunos datos del interesante resultado del estudio que tres alumnas de tercer curso de Educación Secundaria del Colegio Compañía de María, Rebeca González, Raquel Lucas y Marta Gómez, supervisadas por el Departamento de Matemáticas, realizaron el pasado curso, a partir de una encuesta, a 400 personas residentes en Hellín, con el fin de valorar las costumbres nocturnas que son habituales en las familias de la localidad, prestando especial interés en aquellos hábitos relacionados con el uso de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos.
Conclusiones variadas

En las encuestas se ha tenido en cuenta la edad de los sujetos, separando así los menores de edad, de los adultos, y de las personas cercanas a la vejez. Asimismo, se estimó suficiente el número de 400 individuos, considerando que los resultados serían una muestra significativa y extrapolable a todo el conjunto de habitantes de la localidad.

Las conclusiones han sido numerosas, y algunas de ellas, inesperadas, se reconocía por parte de los autores del estudio, ya que se observa un cambio en las costumbres al avanzar la edad, así como una cierta adicción a dispositivos electrónicos que, a veces, conllevan la pérdida de horas de sueño, con la consiguiente sensación de cansancio al día siguiente, lo que podría derivar en una disminución del rendimiento escolar o laboral.

Especialmente preocupa que los menores de 18 años confiesen no leer (72 por ciento) y utilizar móvil o tablet dentro de la cama, más de una hora (45 por ciento), o más de dos horas (18 por ciento).

Y es que, a pesar de estar probado que la utilización de dispositivos electrónicos dificulta el sueño, cerca de un 60 por ciento de la población no tiene esa percepción; e incluso cerca del 25 por ciento piensa, erróneamente, que lo facilita.

También se ha considerado preocupante que cerca de un 55 por ciento de los adultos, mayores de 18 años, duerman con el móvil encendido y donde puedan alcanzarlo. En los mayores de 60 aún se hace más patente esta dependencia.

Un 63 por ciento de los menores de edad creen no dormir lo necesario, pero casi todos confiesan que pierden horas de sueño por culpa de la televisión o los dispositivos electrónicos. El grupo de estudio considera estos resultados de especial gravedad, ya que muchos de los encuestados están en edad escolar; incluso algunos de ellos cursando Educación Primaria. Sólo un 2 por ciento del total de encuestados afirmaron dormir más de lo necesario.

Un 47 por ciento de los menores encuestados confiesan levantarse por la mañana con sensación de cansancio o falta de sueño. Esto “debería hacer reflexionar a las familias sobre cómo gestionar” el uso de aparatos electrónicos, por parte de sus hijos. En adultos este porcentaje aumenta hasta un 66 por ciento, revelando que los malos hábitos respecto al descanso son un hecho frecuente en la sociedad moderna.
En mayores de 60 se alcanza un 75 por ciento de personas que se levantan con sensación de cansancio, como dato considerado “desalentador, a la vez que sorpresivo”, debido a la descarga laboral que, teóricamente, disfruta este colectivo.

Un 49 por ciento de los menores y un 43 por ciento de los adultos, entre 18 y 60 años, consumen bebidas estimulantes (café, té, refrescos...) entre las horas de la cena e ir a la cama.

Como reflexión principal, el grupo de trabajo concluye que “vivimos en una sociedad cansada, fruto de los malos hábitos nocturnos adoptados: cena tardía, demasiado tiempo entre la cena y la hora de dormir, excesiva utilización de móviles y/o tabletas en la cama. Todo ello retrasa el comienzo del sueño. Además-advertían-nada ayuda al descanso el consumo de bebidas excitantes que tanta gente acostumbra a consumir”.