Este miercoles se presentaron todos los detalles de lo que será, desde el 3 de julio, y hasta el 15 de agosto, la II edición de los Talleres de Verano que, en el contexto de la actuaciones de integración social, para jóvenes, en los barrios del Calvario y La Ribera, se van a desarrollar en el Colegio Martínez Parras.

Bajo el título de “Lápices de colores”, será una actividad complementaria, a través de las acciones que se propondrán por los técnicos de Cáritas Interparroquial, como ocurrió el año pasado, con el entones denominado Taller de Cervantes, al comedor escolar que, en el mismo centro educativo, se va a poner en marcha a partir del 27 de junio, apenas un día después del final del curso, y hasta el 8 de septiembre, en que comenzará el nuevo curso.
Espíritu actos
Las actividades, hasta un máximo de 100 niños, y con prioridad para los que han participado en los talleres que se han venido impartiendo este curso, y los alumnos que participen en el comedor escolar, pretenden ofrecer habilidades sociales o hábitos saludables, a través de las acciones que van a desarrollar los técnicos de Servicios Sociales, como explicó Emilio José Pinar, concejal del área, y de Cáritas, confirmó el Consiliario de Cáritas, Ricardo Magro.
En esta ocasión, en alusión al título genérico de la actividad, se incidirá en la interculturalidad, desde donde reflexionar sobre la necesidad y posibilidad de poder convivir, de manera pacífica, y totalmente integrados, todas las culturas que, actualmente, residen en la ciudad.
Comedor
El comedor escolar, que ha venido funcionando en los colegios de La Olivarera, Entre Culturas y Martínez Parras, se reubicará en este centro, con el fin de ofrecer un servicio a los niños con menos recursos económicos, exlicó la concejala de Educaicón, Beatriz Jiménez.
La comida se servirá por la empresa que se encarga de preparar el menú, a lo largo de todo el curso, a los escolares que acuden al comedor, entre las 13.00 y 15.00 horas, gracias al convenio firmado entre la Junta de Comunidades, que se hace cargo del menú, mientras que el Ayuntamiento asume el coste de los monitores, la apertura, vigilancia y cierre de las instalaciones.
Existen más de 110 niños que podrían seguir optando a este comedor (por los más de 150 de año pasado) aunque, en muchos casos, se hallan fuera de Hellín, aprovechando las vacaciones de verano, visitando a sus familiares.