Con una temperatura veraniega y cientos de personas entre el público, la ciudad vivió ayer una nueva edición de una fiesta absolutamente consolidada, como el Corpus Christi, que transcurrió por las calles que engalanaron para la ocasión numerosos colectivos, entidades, asociaciones, cofradías y hermandades o peñas de tamborileros.

Así, la Procesión con la presencia de la Custodia, con salida y llegada en la Iglesia de La Asunción, fue el colofón a la noche y madrugada que se vivió por parte de los colectivos que se colocaron en los lugares que, inicialmente, se habían designado por la Asociación Amigos el Corpus, con algunas altas y bajas en relación a la edición del año pasado.
Más de 6.000 kilos de serrín y 27 tonalidades hicieron posible los motivos, sobre el asfalto, de los creadores, junto a una veintena de altares que saludaron el recorrido de los participantes, entre los que se encontraban los niños y niños vestidos de Primera Comunión, un numeroso grupo de monaguillos, la Corporación Municipal en funciones y los estandartes de las cofradías y hermandades de la Semana Santa.