La polémica que esta semana mantiene Ramón García y el concejal del Partido Popular, Juan Antonio Moreno Moya, cumplió ayer un nuevo episodio con las declaraciones de éste, que se reafirmó «en todos y cada uno de los datos» que ofreció para advertir de la «delicada situación económica del Ayuntamiento», antes de lamentar el tono «inadecuado e inaceptable para un alcalde» que utilizó el edil socialista en una intervención «sin rigor ni argumentos».
En la Sala de Prensa del Ayuntamiento, Moreno Moya, junto a su compañera, Marta Pérez, se hicieron acompañar de los datos oficiales de Intervención, para demostrar que la deuda total supera los 30 millones de euros, contabilizando préstamos con entidades bancarias, la deuda comerciales de organismos públicos y personal, aunque sin incluir el millón es de euros, calcularon, el pleitos pendientes: «el PP se diferencia del PSOE en que nunca miente», tras recordar que el ahora alcalde, en su día, llegó a declarar que la deuda del Ayuntamiento en el 2011 apenas superaba los cinco millones de euros, «cuando realmente ascendía a 42. Ya apuntaba maneras», ironizó.
Acerca de las críticas del alcalde, quien acusó a Moreno Moya de practicar política rastrera con proveedores y funcionarios, reivindicó que, en la reunión el pasado mes de octubre, reclamó ante la concejala de Personal que devolviera parte de la paga extraordinaria de Navidad que el Gobierno de la Nación del PP retiró en el 2012, como algo que se cristalizó en la nómina de diciembre, tras recordarle a García que el Ayuntamiento de Albacete, precisamente, este mes tiene previsto abonar a sus empleados el porcentaje que resta.
Moreno Moya consideró «inaudita» la defensa a ultranza que el alcalde realizó de los proveedores, al exhibir las más de 7.400 facturas-concretó-que el anterior Gobierno del PSOE dejó de pagar: «a los proveedores se los echó encima el propio García, sin duda, el peor gestor público que ha pasado por el Ayuntamiento».
No a los ataques personales
Pero sobre todo, tanto Pérez como Moreno Moya lamentaron las declaraciones del «graciosillo»-como se dirigió en varias ocasiones al alcalde, y la manera con que le contestó el pasado jueves a su primera comparecencia de Prensa, por lo que reflexionó al asegurar que «el insulto, las descalificaciones y el desprecio son las excusas del mal gobernante y la falta de argumentos deriva en comportamientos como éstos que se califican por sí solos»
El en fado del concejal alcanzó su punto más álgido cuando recordó una frase del alcalde en la que vino a exclamar que ni moya ni moyo: «ha faltado, de una manera muy retorcida, el apellido de mi familia y no estoy dispuesto a soportar ningún ataque más personal. Soy una persona que busca el diálogo, los acuerdos y consensos. Pero si me busca, me va a encontrar», sentenció.