La Iglesia de La Asunción va a acoger este domingo, a partir de las 19.00 horas, una misa de acción gracias que servirá para clausurar los actos con los que se conmemora el centenario del nacimiento del sacerdote hellinero, Dámaso Eslava.
Nacido en la ciudad hellinera y bautizado posteriormente en la propia Parroquia, aquí se oficiará esta misa para despedir los actos que, desde la diócesis de Cartagena se han desarrollado en memoria de este cura, hijo de un guardia civil con el mismo nombre, destinado en el cuartel de Hellín cuando, un 19 de diciembre de 1912, nació el ahora protagonista.

Dámaso Eslava pasó a vivir a Águilas y, posteriormente, se ubicaron en el Barrio del Carmen, en Murcia. Con trece años ingresó en el Seminario Diocesano de San Fulgencio, aunque tuvo que interrumpir sus estudios ante el estallido de la Guarra Civil.
Una denuncia de un conocido al ejército miliciano a punto estuvo de convertirle en mártir tras su detención, aunque un policía, vecino suyo, detuvo la ejecución que estaba a punto de consumarse en el Puerto de la Cadena, de Murcia.
Luego se marchó al Frente de Extremadura y enfermó, por lo que de urgencia tuvo que ser operado de apendicitis en el Hospital Militar de Fortuna, hasta que se ordenó sacerdotal el 17 de septiembre de 1939. Cantó Misa el 12 de octubre de ese año en la Parroquia del Carmen, en la ciudad murciana.
Los que ahora han organizado esta serie de actos lo definen como un sacerdote "alegre, servicial, humilde y un hombre de oración de amor muy grande a Dios", que realizó "de manera infatigable con los jóvenes en la Acción Católica para fomentar las vocaciones para el seminaria y vida consagrada".
Luego accedió a la Parroquia de san Pedro de Pinatar, durante cuatro años, hasta que en el concurso de parroquias de los años 50 del siglo pasado, lo destinaron a la Parroquia de La Purísima, en Yecla.
Tras nueve años en este destino se marchó al Seminario Diocesano, dodne ejerció de director espiritual y se dedicó a la atención a los seminaristas y sacerdotes "con una vida ejemplar de entrega y sacrificio y un gran amor a los pobres", sobre todo desde su retito de jubilación en la casa sacerdotal.
Murió el 27 de agosto de 2003 con un estamento que reza "mi pasado, mi presente y mi futuro están en las manos de Dios que me ama".
Tras la Misa se presentará el libro que lleva por título "Un fuego ardiendo en Dios".